GRACIAS POR COLMAR MI VIDA DE FAVORES
La tarde palidece, la matraca con su tosco sonido nos anuncia que nuestra
amada imagen consagrada del Señor Sepultado de San Felipe está aquí, el
aromático incienso, las miradas suplicantes, las lagrimas y las oraciones
afloran en los corazones ¡ Señor gracias por colmar mi vida de favores!, las
bugambilias agapantos y crisantemos esperan tu paso, hay arrepentimiento en
los corazones hay suspiros y lágrimas, lágrimas que brotan al ver tu trono
funerario ¡ oh! Cristo de las ánimas ten piedad y misericordia de mi.
La noche ha llegado la luna llena refleja tu cuerpo perfumado tus labios
entreabiertos tus pies descalzos tu tez morena de sangre criolla ¡ oh !
Señor de San Felipe ten piedad y misericordia de nosotros, coro angelical de
miradas dulces capas de terciopelo y cabelleras onduladas anteceden tu paso,
haciendo valla las vestidura negras de hombres arrepentidos esperan cargar
tu cuerpo consagrado hay tristeza en los rostros en el alma en el corazón,
las rodillas se doblan pidiendo perdón las estrellas titilantes
disimuladamente secan sus mejillas con un paño de nubes blancas.
Túnica de finos bordados, relieve de lirios y azucenas, delicada caricia a
tu divino cuerpo, calles empedradas tapizadas del más sublime amor por Ti
Señor, arte, bella denominación que se le da a la pintura, la escultura la
arquitectura y la música, arte entrega y devoción donde los colores toman
vida para decirte Señor sepultado de San Felipe gracias por darme la enorme
dicha de creer en ti. Portones y aldabones de nuestra ciudad ruinas
centenarias imagen de un pueblo que entre plegarias y cantos suplicantes
te dice: “Perdona a tu pueblo Señor; perdona a tu pueblo, perdónale Señor”.
Velas encendidas camino ardiente de la devoción por Ti, turnos, marchas
solemnes, paso de las siete palabras, Viernes Santo antigüeño notas
melancólicas del martirio, del pregón, del penitente cucurucho de Alberto
Velásquez Collado, Viernes Santo del Santo Entierro de nuestra amada imagen
consagrada del Señor Sepultado de San Felipe.
El tesoro más grande está regresando a su pueblo, los árboles entrelazan
sus ramas agradeciendo con sus oraciones a Dios nuestro Señor por el
regreso de su hijo amado, hay música en el alma, los ángeles extienden sus
alas para recibirte gloriosos y jubilosos entre nubes blancas sonrisas
amplias y flores perfumadas. Señor Sepultado de San Felipe: ¡ Escúchanos
Señor ¡ Señor Sepultado de San Felipe: Perdónanos Señor ¡ Señor Sepultado
de San Felipe: ¡ Ten piedad de nosotros ¡
Tomás Ixcamey González
|